Música criolla del Perú
Los Troveros Criollos

MUSICA CRIOLLA DEL PERU

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Vicenta (Pedro A. Bocanegra)

Vicenta, hermoso vals peruano compuesto por Pedro A. Bocanegra. Joya de la música criolla del Perú, en la hasta hoy insuperada interpretación de Los Troveros Criollos , de 1957.

Pedro Augusto Bocanegra nació en Chiclayo, Lambayeque el 4 de junio de 1890. Hijo de Santiago Bocanegra y Manuela B. de Cáceres. Alumno de la Escuela Militar de Chorrillos en 1910, destacó tocando el clarinete, el redoblante y el piston. Ya entonces dedicó al famoso general Soyer la marcha "Los Voluntarios".

Alternó con cantores como Sixto Villavicencio, Humberto Queirolo, Sanchez, Cerna, el guitarrista Emilio Herrera ofreciendo serenatas en Malambito, Rinconada de Matienzo, Angaraes, San Carlos (Torrecilla) . Se sabe que vivía en Lima en un cuarto del callejón del Pino, (Hoy 5ª cuadra de Av. Emancipación) de la calle Patos. Durante una larga estadía en el valle de Huanca del Mantaro compuso allí Soy la Hoja desprendida y A Orillas del Mantaro, retornando luego a su rincón bohemio del Cuartel Primero de Lima en 1921.

Tras los festejos del Año Nuevo en la madrugada del 4 de Enero de 1927, al volver de una jarana, cayó enfermo y falleció de pulmonia, a los 36 años de edad.

Entre sus principales obras están Vicenta, Un Suspiro, Todo Delirio, Smelter, La Alondra, En tu Día (La Bóveda azulada), Adriana, Carmen, Mi Despedida y muchas otras más.

Esta grabación nunca fue digitalizada o editada en CD. Transcurridos más de 50 años de su fecha de grabación, pueden apreciar a Los Troveros Criollos, con el extraordinario Humberto Pejovés y la recordada dupla de guitarras peruanas (Garland y Ladd) en gran forma, en esta impresionante e histórica interpretación.

VICENTA – LETRAS

Tan pura como el agua,
que brotó del manantial,
de color cristalino,
desechando el imán.

Y desbordando su cauce,
como a través lo intentaron,
en el sediento y estéril arenal.

Eres tú la maravilla,
yo soy tu admirador,
contemplarte es mi deseo,
seductora del amor

Deja que me acerque a tí,
por piedad, por piedad,
deja que mi amor te diga
mi pasión, mi pasión.

Déjame, adorada Vicenta,
postrarme a tus plantas
para implorar tu amor
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